Los conscientes, los amantes, las víctimas colaterales de la vida en modernidad, todos volátiles con sus momentos tan tristes, todos aferrándose a lo que se pueda en el transcurso de un tren.
Muchos sonrientes, con sus bolsos al lomo, otros no notan nada y la risa les abunda, quién como ellos. Pero no quiero ignorar ni evadir, prefiero, con rabia a veces, también con alegría, seguir en la marcha, de voluntad férrea.
Al observarlo todo me deshago, no podría dejarme llevar, ya sé el entramado, no soy un pajarito y no volveré a serlo.
Pero a veces solo quiero caer sobre el césped, mirar el follaje de los árboles, mirar el cielo y sus figuras, esos momentos que hacen sentir que la vida es vida.
Es el sueño de que absolutamente nada ni nadie me importe, que nada me sobrepreocupe.
Quiero sol sepia, ser una niña jugando entre plantas.
Ese sol sepia latente y transparente tras mi momento azul.
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