martes, 14 de septiembre de 2010

Noche de arenas



Aclarando la luna y bebiendo  seca lluvia
Sobre una duna, se arremolinan arenosos los colores de mi pecho,
y las estrellas en silencio se aferran a la oscuridad,
el viento no las desprende como me duerme de la realidad
con su danza insolente, inverosímil hace a la tierra
No importa si los espejos del cielo reflejan el vuelo de las alondras
escribiendo mi deseo en lo alto de la noche
Y si la tierra se abre, caigo, descansaría en su corazón
de atavíos, simplemente sentir sin prejuicios
escuchando sus latidos de plata.

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