miércoles, 5 de marzo de 2014

domingo, 2 de marzo de 2014

Otra de vacíos.

Describiría mis días con la palabra más inerte que estuviese a mi alcance, una palabra que desconozco, ya que no sé cómo atrapar mi puta desesperanza esperanzada en una oración que se me haga suficiente.
Esa cuota de tristeza en cada estúpida sonrisa, esa cuota de optimismo en cada lloriqueo sin peso.
Ya ni sé si exagero, pero este vacío que muta entre lo plano y lo hondo, me hace pensar que es la agonía más infame que pueda tener el alma, es evidente: no puedes quejarte demasiado, ya que no tienes de qué quejarte en concreto, está ahí siempre y tienes la esperanza aún de que muera, sin embargo te acompaña cada día. Cuando te llena una simple mirada por un solo segundo, sientes que se muere por un instante,  pasan minutos, horas o días para que esa mirada se repita y terminas por anhelar realmente ese instante de vacío muerto, instantes infructuosos, tal como pasar de las miradas a las palabras, infructuoso, muy infructuoso, demasiado infructuoso.
De lo infructuoso nos vamos a la complicación del vacío dentro del vacío, claro, como si necesitara más vacíos, como si fuese soportable quedar en un limbo más. No poder desaforar un sufrir, no poder desaforar un amor, no poder desaforar una rabia, la incapacidad misma de hacer cualquier cosa, cuando se quieren hacer tantas cosas, como a brincos, al imaginar esa prolongación de la muerte del vacío, pero no, no pasará, no habrá ni un intento de asesinato. ¿No se nota que no lo soporto? a estas alturas, en esta ocasión ya ni me desgarro, solo me mantiene balanceándome en la desilusión, la desilusión más aburrida, la desilusión de lo que es tan sencillamente posible, pero de todos modos imposible, ni siquiera un aterrizaje forzoso como en otras ocasiones, o la posibilidad desvanecida, no es así, es permanecer horriblemente tranquila y considerablemente quebrada a la vez.
No está aportando más que otra historia más a mis vacíos, otra más en que soy protagonista desde la misma vereda. No quiero más, solo falta  lo único a lo que tengo derecho: ponerle su punto final, para luego hablar en tiempo pasado, continuar en la nada cotidiana, sentirse muy lejos de ese punto en que todo quería ser abrazo de gato.


p.d. quémierdaesestimar?