viernes, 28 de diciembre de 2012

Intento

Defensa de la Alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría
.

Mario Benedetti 

Emi

No sé qué pensar de su muerte, no sé si me la mataron con veneno (como ya me lo han hecho antes), no sé si tuvo una descompensación grave, no sé nada de su muerte, solo sé que encontré su coraza, esa que abandonó porque ya no la soportaba su alma, y no sé nada de su muerte... pero quiero pensar sin tristeza de su vida, me cuesta solo sonreír por su recuerdo ahora que no está, no puedo no extrañarla y sentir esa congoja en todo el cuerpo, sin embargo ante la impotencia, lo único que debo hacer es dejar una pequeña constancia de su belleza como ser.
Ya que después de un tiempo ciertas características de mis gatitos se me escapan, no quiero que me pase más... por eso quiero comentarme todo lo hermoso que fue el paso de la vida de la Emi por la mía.

Llegó de pronto y esta fue su casa, ella nos escogió y sanó nuestras penas cuando recién nos habían matado al Leo, quizás llegó buscándolo a él con su vientre cargado de gatitos, frutos de los carretes del Leo, nosotros ignorabamos que estaba preñada, aunque lo sospechamos algunas veces, y más aún ignorábamos que eran del Leo, por lo que todo siempre fue una sorpresa con la Emi.
Maulló bajo la mesa de centro y todos acudimos a ver de dónde venía el ruido. Ahí fue cuando yo vi una gatita flaca, menuda y peluda con ojos enormes, un poco asustada mirando escondida. Mi hermano la tomó en brazos y luego yo. Inmediatamente se dio, pero no queríamos tener más gatos (¡nunca más un gato! decíamos) así que le pasé un chaleco mío para que durmiera en el antejardín... de a poco el chaleco se fue corriendo hacia dentro, terminando en la cocina.
Al tiempo después mi mamá vio que una vecina tenía crías del Leo, porque eran gatos blancos, llegó a llorar al ver al más blanquito y parecido al Leo, así que le pidió a la señora que cuando tuviese edad suficiente, nos lo regalara... y así fue como tiempo después le llegó compañía a la Emi, así descubrimos su carácter mal genio, le pasaba pegando cachetadas al pobre Odi.
De todas maneras era alegre y jugaba con una pelota amarilla como loca, y cuando fue navidad casi salió corriendo con el árbol a la rastras por tironear las luces, corría por toda la casa, se lamía y peinaba la cola insistentemente, parecía querer alisarse el pelo, miraba con unos ojos femme fatale color verde esmeralda medio fluorecente, que parecían estar delineados, por eso el nombre como la "chilenización" de Amy (Winehouse), igual tenía una actitud infantil aún, pero se le iba notando ya la guatita, así estuvimos seguros de que estaba preñada. Además, su hambre era feroz, yo creo que cazó como diez ratones, dejaba la pura cara de los pobres.
Cuando iba a parir, caminaba desesperada por todo la casa, con mi mamá le habíamos dejado varias camas, nidos y cajas por diferentes partes de la casa, pero no quería ninguna, no sabía donde meterse...quería esconderse en mi almohada, pero se me ocurrió sacar la silla de mi escritorio, puse una cama que le habíamos comprado ahí abajo, y le improvisé una cortina, la metí allí y le expliqué que ahí debía ser el parto, me miraba y se quedó allí, le hice cariño y comenzó a calmarse. Estuve con ella toda la tarde, cuando quise ir al baño me fue a buscar con los ojos grandes y como hablándome, no quería que me moviera de su lado, le hice masajes en la guatita, hasta que comenzaron a nacer los gatitos, en ese momento, al ver una cabeza blanca asomarse, me di cuenta de que el Leo anduvo allí, y me asombré aún más de la inteligencia de la gata.
Me  tocaba sorprenderme más, porque al cuidar sus hijos demostró lo buena madre que era, hasta parecía contarlos cuando uno se le escapaba, dejaba que el Odi jugara con ellos, estaba largos ratos acostada para que le tomaran leche, hasta cuando los gatos patudos estaban grandes ya, aún les dejaba mamarles.
Recuerdo que las dos primeras semanas estaba en mi pieza con sus crías, gritaban toda la noche, se escapaban teniendo los ojos cerrados aún, me daba miedo que se quedaran de guata en el suelo helado, así que poco dormía...pero al verlos durante el día sentía que todo esfuerzo valía, y no solo por eso, si no por la confianza de la Emi, me dejaba tomarle los gatos, me buscaba cuando quería algo, en la noche se subía sobre mí y me tocaba suave cuando quería que la llevara al patio.
Y recuerdo una noche en particular, que la llevé a comer a la cocina, luego se paseaba por la casa y no sabía qué quería, así que me senté en el sillón y me puse a dormitar, de pronto se me subió en el pecho ronroneando y acomodó su carita al lado de mi cuello, y como era generalmente media arisca, es el momento preciso que recuerdo, en que más se enroscó en mí, con esa ternura y amor, durante todo el tiempo que estuvo con nosotros.
Estuvo muy triste la primera semana luego de que regalaramos el Teo a la Nati y el Copito a mi compañero Bruno, los buscaba por toda la casa y los llamaba, y cuando la Nati me devolvió al Teo, lo trató como si nunca se hubiese ido, eso alivió mucho el vacío que sentía ella y también yo por ver todo eso.
Cuando estimamos que los gatos eran lo suficientemente grandes para no necesitar más cuidados de la gata, la llevamos para que la estirilizaran. En el auto se asustó un poco, pero estuvo tranquila finalmente durante el control previo, me dio pena irme de la veterinaria y dejarla ahí solita, ese día había marcha y me había comprometido a ir, pero quería quedarme allí todo el día, de todas formas volví para cuando ya había despertado de la anestesia, estaba tranquila en un transportín, nos quedamos esperando que llegara mi papá para irnos en el auto.
Le daba rabia andar con el collar isabelino, y que los gatos chicos quisieran jugar con ella así, por eso a penas vimos sana su cicatriz (ocurrió muy rápido), se lo quitamos, y antes de que la llevaramos al control para quitarle los puntos, se los quitó sola.
Era dócil para ciertas cosas, pero se mandaba sola, si no quería tomarse la pastilla de antibiótico o antiparasitario, no lo hacía, si se la escondíamos en algo que le gustara, igual la reconocía.
Una vez ella estaba comiendo en la cocina, y yo discutía gritándole a mi papá, cuando yo hablaba golpeado dejaba de comer, cuando yo callaba volvía al plato, cuando noté eso me calmé y la dejé comer tranquila, me dio pena y ternura.
Cuando dormía en el sillón, mi cama o la de mi mamá, tomaba unas poses muy graciosas y relajadas, se habría de patas y se ponía de espalda, o muy estirada como un trapo, o enrolladita tapándose la cara.
La mayor parte del tiempo refunfuñaba por todo, no le gustaba pasar cerca de otros gatos, o que se le acercaran mucho, o que uno le tocara la parte baja del lomito...o que uno la llevara afuera si no quería. Pero hubo un tiempo, en que dormía en mi cama y se me hacía la guagua, dormía entre mis pies y yo por ser alergica a su frondoso pelaje, cuando quería acercarse a mi cara, la intentaba alejar, ahora lo lamento muchísimomuchísimo, pero volviendo al recuerdo...siempre entre las 5 y 6 am, me despertaba con suaves toques y un maullido muy finito, para que le abriera la puerta del patio (ya que era la única - por ser la única lo suficientemente tranquila y limpia- que se quedaba dentro en la noche, y dejabamos la puerta cerrada).
Lamento mucho que en el último tiempo ya no quería dormir en mi cama, yo la llevaba allí y se iba, algo hice que se molestó quizás, y prefería dormir en una silla de la cocina y despertar a mi mamá para que la llevara al patio, yo extrañaba mucho que durmiera conmigo, pero pensaba que aún había tiempo y que si era por calor, en el invierno volvería a mi pieza, porque amaba despertar como un zombie con ese maullido tan finito, para llevarla al patio, tanto como amaba llamarla por la ventana cuando andaba en la calle, y que ella apareciera corriendo, tanto como amaba y amo sus poses, su todo, su pelito, esa sabiduría gatuna, la actitud libre media salvaje, como tocaba suave cuando quería comer, como esperaba paciente la comida o que le abrieran la puerta, la extraño mucho y me duele muchomucho, me desespera que no volverá, pero tendré que sobrellevarlo como lo hice con Vittorio y con el Leo...con el Vittorio, un mes después llegó el Leo y aún tenía tristeza, que fuera medio engreído el Leíto (desde bebé) a diferencia del Vittorio que era muy cariñoso, me dolía, pero luego aprendí a amar la "personalidad" del Leo, y cuando lo mataron a él, tuvo que llegar la Emi con sus hijos para sacarme esta misma congoja que siento hoy por ella, me consuelan los demás, pero cada animal es único y son espacios que nunca se llenan, pero se aprende a vivir con ellos.
Tengo que aprender a vivir con el vacío como ya lo he hecho antes, de todos modos recuerdo el dolor, pero más recuerdo el amor y las alegrías, lo que me hace defender la alegría.
Justo el día que murió, estuve leyendo un libro de antiguas creencias de la India, que son parte del hare krishna, fuera de la pertenencia de esas creencias a esa cultura, para mí es algo lógico y hasta podría ser "científico" si nuestro primitivo cerebro nos lo permitiera, y eso es  otra cosa que me hace defender la alegría a pesar de esos vacíos de la muerte... es pensar que ahora la Emi forma parte de algo mayor, ya no es una gata, es parte de una antimateria indescriptible, magnífica y perfecta, a la que algún día yo perteneceré también, y nuestro lazo ya está creado, y ahí no se separa, son cosas del alma que son eternas, la muerte del cuerpo no puede con eso, mi creencia en ello me queda de consuelo.


Algo de esa fabulosa "sustancia" se entreveía en esos ojitos que nunca olvidaré.


 

Los ojos más lindos que no lograron nunca captar la cámara con justicia, color verde esmeralda medio fluorecente, de la gata más sabia, loca, linda, y tierna que he conocido.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Puntos suspensivos...

Miedo a la difuminación de las edades, tic tac.
Ese puto pedacito de Godot que no piensa venir.
Son varias cosas que confluyen, no es mi voluntad, es físico-químico y temporal-espacial...