domingo, 28 de octubre de 2012

Hola Nati


Desde que te conozco cuando teníamos 13 años, han pasado muchas cosas, siento que hemos ido saltando cada una escalones de cambio poco a poco, a ambas nos han gustado personas, he creído estar enamorada y amar de una extraña manera, pero no, nunca es algo estable y fuerte, son solo las estaciones de la vida tras los años que se deshilachan.
Solo nuestra amistad y amor está tejido de...no sé con qué comparar, pero puta que es fuerte, y considero que somos hermanas en alma, y aunque una muriese, en otra vida nos encontraríamos igual de cercanas, quizás en qué roles, o bien, en el cosmos donde todos somos polvo de estrellas.
Cuando pienso en cuanto nos amamos y en el nivel de amistad cercana y verdadera, pienso que no conozco eso más que en mi propia experiencia y me considero sumamente afortunada de conocer el amor eterno hacia una persona que no sea la propia madre o alguien así, no se trata de costumbre, compromiso, convención, parentezco familiar, se trata de encontrar la verdadera amistad y poder vernos lo esencial invisible a los ojos (hola Antoine).
Te amo amiga mía y cuando pienso eso soy feliz, porque dentro de mi idealismo-pesimista, me parece que la humanidad es un desastre y todas las relaciones entre humanos son falsas o vacuas, pero entre nosotras nada es así, somos como gatos, suricatas, como pandas felices y cualquier otra cosa que pueda decirte está demás porque lo sabes, pero esto principalmente, nunca está demás repetirlo.


P.d. desafortunadas en el amor, en el juego, pero no en la amistad.


martes, 16 de octubre de 2012

Atmósfera


Tanto color colándose entre las pestañas y las vísceras cálidas, y aún no llueve, no llueve lo suficiente y deseo blanco donde lo que sobra está, blanco y la lluvia rodando gota a gota de libertad, como en una montaña tocando la luna, como en un desierto pariendo  flores rojas, como en sus cuerpos rozando la piel con un deseo tierno y galopante, como cuando no me imagino lo que se siente desnudarse en una ciudad repleta de humanos sin rostro, sin ojos, pero los míos brillando, pero los tuyos brillando y los pasos muy ligeros, ligeros y blancos los pasos, en dirección a un horizonte tan verdadero como el útero, un andar de camino a la cripta, que tenga todos los colores que torne el sol, que vayan flotando los cuerpos por esta colorida avenida, y que se oiga siempre, siempre, la música de pájaros y hojas, y de bocas con bocas.