jueves, 30 de agosto de 2012

Debaser ♪

Estaban las cáscaras secas, el interior tan jugoso, por lo que los colores debían derramarse y gritar, saltar, desnudarse.
Así abrir la granada sin ojos, sacar alegría joven, joven, joven, ¿bonita? la boca roja, loquilla por una maldita vez por todas. Sí, ¿y qué hay de los nudos? ahí siguen los nudos, una consciencia pegada al suelo mientras la otra se eleva permanentemente-orgásmica, no hay espacio para un cristo negador, solo que no hay arrepentimiento más teñido falsamente de ortodoxia que ese "¿y ahora qué?" y el pudor de ser objeto y no sujeto... nada importa, nada importa, nada importa lo suficiente, ya nada importa lo suficiente - sobretodo en este ámbito - y demosle no más.
Quiero ser un degradador y un regenerador. Ambos desconocidos son objetos, a mí que nada me importe para resguardar lo importante.